Melanoma es el tipo más peligroso de cáncer que afecta nuestra piel, más no el más común. Las causas más comunes son daños al ADN que se presentan por exposición ocasional a la luz solar o cámaras de bronceado, que conducen a quemaduras en personas con predisposición genética. Esta exposición a rayos ultravioleta provoca mutaciones que llevan a las células a multiplicarse rápidamente y generar tumores malignos. Estos se generan en los melanocitos, células productoras de pigmento, en la epidermis.
Las lesiones por melanoma pueden parecer lunares. La mayoría son negras o café, pero también pueden ser color piel, rosadas, rojas, violáceas, azuladas o blancas. Si es diagnosticado y tratado en forma temprana es, casi siempre, curable. Si se diagnostica en forma tardía puede diseminarse a otras partes del cuerpo donde será difícil de tratar y puede ser fatal.
Quien tenga más de 100 lunares tiene un riesgo aumentado de padecer melanoma. Los primeros signos pueden presentarse en uno o más lunares atípicos. Por lo tanto, es importante conocer bien su piel y poder controlar cambios en la misma. Manténgase atento a los siguientes cambios y si presenta uno o más consulte a su médico:
- Cambios en color, forma, tamaño, elevación o cualquier otra característica o síntoma como presencia de sangrado, picazón o descamación.
- Asimetría, si al dividir el lunar en dos, ambas partes son desiguales.
- Los bordes del lunar son irregulares.
- Lunar tiene varios colores o tonalidades.
- Tamaño, usualmente mayores a 6 mm.
No descuide un aspecto tan importante de su salud, especialmente viviendo en un país tropical donde muy comúnmente estará expuesto a radiación solar. Observe su piel y la de los miembros de su familia.
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